​Fiestas sin culpa: la estrategia de los "dos vasos" y claves para disfrutar la cena navideña sin indigestiones

Con la llegada de la Nochebuena, la mesa familiar se convierte en el centro de la celebración, pero también en un foco de ansiedad para quienes buscan mantener hábitos saludables o simplemente evitar el malestar estomacal del día siguiente. La Licenciada en Nutrición Carina Colla (M.P. 52) ofreció una serie de recomendaciones prácticas para atravesar las fiestas con disfrute y moderación, desmitificando creencias populares y aportando tácticas concretas.

​El error de "saltar comidas"

​Uno de los mitos más peligrosos es la idea de no comer durante el día para "tener lugar" en la cena. Colla es contundente al respecto: "La fiesta empieza esta noche, pero hay que hacer todas las comidas del día. Si pretendo llegar con hambre a la cena, voy a comer más y perderé el control de la porción" indicó a LA BRÚJULA 

​La especialista sugiere no saltarse ni el desayuno, ni el almuerzo, ni la merienda. Llegar saciado permite elegir mejor y disfrutar de los platos tradicionales —como el vitel toné— sin caer en el atracón que deriva en dispepsia, distensión abdominal y malestar general.

​La técnica del "plato servido"

​El "picoteo" es el enemigo silencioso de la moderación. Comer un sándwich de parado, una empanada al pasar y probar de las fuentes impide al cerebro registrar la cantidad real de alimento ingerido.

​"Hay que servirse en un plato para ver lo que estamos comiendo", aconseja Colla. La clave está en la visualización: servirse una porción razonable de lo que deseamos probar y sentarse a comerlo, evitando la alimentación automática.

​Alcohol: el truco de los dos vasos

​El consumo de alcohol es otro punto crítico. La nutricionista explica que el alcohol es un tóxico que el cuerpo prioriza eliminar. "Mientras el cuerpo se desintoxica del alcohol, deja de quemar grasas; prioriza sacar el alcohol del sistema", detalla.

​Para moderar el consumo y evitar la deshidratación, Colla propone un "tip" infalible: usar dos vasos.

​Un vaso con la bebida alcohólica elegida.
​Un vaso con agua o bebida sin alcohol.
​"La regla es simple: hasta que no se terminan los dos vasos, no puedo volver a servirme. Esto obliga a hidratarse y reduce la velocidad de ingesta de alcohol a la mitad", explica la experta.

​Cuidado con el calor y los postres

​Dadas las altas temperaturas pronosticadas, la cadena de frío es vital. Colla advierte especialmente sobre las guarniciones con mayonesa, como la ensalada rusa. Si estos alimentos quedan a la intemperie durante la sobremesa, el riesgo de intoxicación aumenta drásticamente.

​Para el postre, la recomendación es aprovechar la estación: ensaladas de frutas frescas (con jugos naturales, no artificiales), frutas en almíbar o cócteles frescos, opciones mucho más digeribles que las preparaciones pesadas en una noche calurosa.

​El día después: ¿Cuánto engordamos realmente?

​La nutricionista señala que, si se come y bebe desmedidamente, una persona puede ver en la balanza un aumento de entre 1,5 y 3 kilos post-fiestas. Esto se debe a una combinación de factores:

​Calorías: Se necesitan unas 7.000 calorías extra para subir un kilo de grasa (algo posible en cenas muy copiosas con postre y alcohol).
​Retención de líquidos: El alcohol y el sodio provocan una hinchazón notable.

​¿Qué hacer el 25 de diciembre?

No se trata de dejar de comer, sino de reorganizar. "Hay que tomar mucho líquido para desintoxicar: agua, sandía, melón", indica Colla. Si sobró carne (como peceto o pavita), se recomienda quitarle las salsas pesadas y acompañarla con ensaladas de hojas verdes o verduras asadas, evitando repetir la "bomba calórica" de la noche anterior.

​"La moderación hace al festejo. No es la última cena de nuestras vidas, es una fiesta para celebrar", concluye la especialista.