​Más que pintura: La Escuela N° 76 transforma sus muros en un mensaje de solidaridad

Estudiantes, docentes y artistas locales se unieron para restaurar la fachada de la institución. El proyecto, impulsado por el departamento de Humanidades, busca no solo embellecer el edificio, sino reemplazar el deterioro y los mensajes negativos por un símbolo de pertenencia y trabajo en equipo.

Actualidad19 de noviembre de 2025
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​En un contexto donde la educación pública a menudo enfrenta desafíos edilicios y sociales, la comunidad de la Escuela Secundaria N° 76, ubicada en Avenida Los Terebintos y La Aguada (zona norte de la Capital), ha decidido tomar la iniciativa. Lo que comenzó como una necesidad de reparar el deterioro físico de la institución se convirtió en una jornada de integración, arte y compromiso cívico.

​Bruno Corzo, docente e impulsor del proyecto desde el departamento de Humanidades, explicó que la intervención va mucho más allá de lo estético. "Teníamos las paredes exteriores muy descuidadas, rayadas y con mensajes que no aportaban nada positivo. Decidimos revertir eso, no solo tapando, sino creando algo nuevo con valor comunitario", señaló a LA BRÚJULA 

Arte como herramienta pedagógica y social

​La actividad central consistió en la creación de un mural comunitario, para el cual la escuela abrió sus puertas a artistas locales reconocidos como Claudia Tula, Vane Jerez y "El Cuervo". La colaboración entre estos referentes culturales y los estudiantes permitió un intercambio enriquecedor, donde el aprendizaje trascendió las fronteras del aula tradicional.

​"Compartimos tiempo de calidad con los chicos, más allá del horario de clase. Es un momento para fortalecer vínculos entre docentes y estudiantes, y para demostrar que la escuela es un espacio de todos", destacó Corzo. El docente subrayó la importancia simbólica de la acción: "Estamos intercambiando aquello que era un mensaje negativo o sin valor, por algo que estéticamente invita a la unión y al trabajo mancomunado".

Un escudo contra la violencia y la apatía

​El proyecto también aborda, de manera tácita pero firme, problemáticas sociales que atraviesan a la comunidad educativa. Corzo no esquivó la realidad: "Sabemos que al interior de las escuelas muchas veces se transmiten cosas malas, producto de la pobreza o la violencia. Con estas actividades buscamos revertir eso, abriendo las puertas para fortalecer los lazos de solidaridad".

​Al tomar la posta ante la falta de mantenimiento oficial, la comunidad de la Escuela 76 envía un mensaje potente al resto de las instituciones de Catamarca. La transformación del espacio físico, realizada con las propias manos de quienes lo habitan a diario, refuerza el sentido de pertenencia y el cuidado de lo público, demostrando que la educación es una construcción colectiva que se defiende y se mejora día a día.

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